jueves, 30 de octubre de 2014

Protagonista y antagonista.

Elena y Paula.

Un día Elena se fue a buscar manzanas para su madre y se encontró a su enemiga Paula. Elena ya había recogido todas sus manzanas, y se paró a descansar debajo de un árbol. Paula aprovechó y le tiró la cesta al suelo.
Cuando Elena se despertó, no tenía la cesta y se fue a su casa a decírselo a su madre:
- Mamá. ¡Me han robado las manzanas!
- No pasa nada, hija. Hacemos la tarta de moras, que tengo yo aquí.
Cuando Elena salió a jugar se encontró con Paula, su enemiga. Vio que llevaba unas manzanas. Elena le preguntó:
- ¿De dónde has sacado esas manzanas?
- De un bosque.
- ¡Me has robado las manzanas!
- ¡No! ¡No!
Paula entendió que con hacerle el mal a las personas no ganaba nada. Así que le devolvió las manzanas y se hicieron muy amigas.

Sito, el ratón salvador.

Había una vez un ratón llamado Sito. Vivía en las alcantarillas y quería descubrir mundo. Un día no resistió el impulso de salir y lo hizo. Fue a la ciudad y vio una bonita sierra. Quiso ir a verla y caminó y caminó hasta llegar a aquel lugar tan bello.
Una ratoncita desconocida le dijo:
- ¿Tú también lo buscas?
- ¿El qué?- pregunto Sito intrigado.
- ¿Qué va a ser, hombre? Pues el "Gran Queso de Oro". El que lo encuentre sale de la pobreza- contestó ella.
El ratón, a toda velocidad, se puso en busca del queso.
De repente, aterrizó un búho tropezando con el ratón. Se llamaba Malvapico y quería el queso para destruir el mundo y le dijo a Sito:
- Como sigas buscando el queso te las verás conmigo.
Malvapico era tonto, pero no un poco tonto que así hay muchos. Era tonto, tonto, tonto. Más tonto no se podía ser. Por eso, el ratón Sito se olvidó de él.
Estuvo días y días buscando, rebuscando, requetebuscando hasta que al final lo encontró. Sí señor. Encontró el gran queso de oro. Aquel apreciado tesoro jamás descubierto hasta entonces.
Malvapico apareció otra vez de repente como él acostumbra a hacer. Estaba decidido a robárselo pero... de pronto, asomaron murciélagos así de la nada y rodearon al búho. Éste se llevó un susto inolvidable. Los murciélagos, por si las moscas, se llevaron a Malvapico volando a otro lugar lejano y desapareció de este cuento.
Sito consiguió sacar al pueblo de la sierra de la pobreza.

El perro y las salchichas.

Había una vez un perro feo y vagabundo que, paseando, encontró unas salchichas en la basura. Iba a cogerlas cuando de repente una gatita bonita fue y le enamoró.
El perro fue a buscar unas flores para llevárselas pero cuando iba a dárselas la gatita no estaba.
El perro se quedó triste y fue a por las salchichas de consolación y... ¡no estaban las salchichas!
La gatita le había robado las salchichas.
Ese día el perro aprendió que no hay que confiar en un o una desconocida.

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