viernes, 12 de diciembre de 2014

Entrevista al juez de paz de San Pedro del Pinatar.

Entrevistamos al juez de paz de San Pedro del Pinatar, don Antonio Nieto Rodríguez.
Este es el resumen de sus respuestas a nuestras preguntas:

Antes de ser juez de paz era guardia civil. Lo fue durante 36 años. Estuvo destinado en Barcelona, luego en Paloma de Mallorca y, por último, en San Pedro del Pinatar.
Cuando se murió el anterior juez de paz a él le quedaba poco tiempo para seguir trabajando. Se lo propusieron, se presentó a la convocatoria y en el Ayuntamiento lo eligieron a él. Lleva seis años en el juzgado de paz.
Para ser juez de paz hay que presentar una solicitud, no tener antecedentes penales y no hace falta tener una carrera.
Lo que más le gusta de su trabajo son los nacimientos y las bodas.  Lo que menos le gusta es cuando hay que ponerle una sanción a alguien.
Nos cuenta que alguna vez se ha puesto nervioso porque tiene que tomar decisiones algo difíciles como son las sanciones.
Los problemas que se tratan en el juzgado de paz de San Pedro son fáciles ya que sólo se resuelven los casos leves. Cuando son problemas de mayor importancia se tratan en el juzgado de San Javier.
Al ser juez se siente la satisfacción de ayudar a los demás.
Le molesta que le lleven la contraria si él cree que lleva la razón pero nos cuenta que casi nunca se siente así. Nunca ha tenido problemas en ningún juicio.
Al año se celebran unos cincuenta juicios.
La maza se utiliza para que se guarde silencio.
Luego nos enseñó un cuadro en el que estaban los nombres de todos los jueces de paz de San Pedro. Hasta ahora han sido todos hombres.
También conocimos a las personas que trabajan en el Juzgado. Guardan todos los documentos en carpetas con distintos colores según el tema:  fallecimientos, nacimientos, bodas…
Comprobamos cómo se encontraban en el ordenador los datos de nacimiento de Marina o los de la boda de sus padres.
Se conservan todos los libros del Registro Civil desde que se creó en 1867. Así pudimos ver el certificado de defunción de Emilio Castelar que ocurrió en San Pedro el 25 de mayo de 1899.
Aquí ofrecemos el documento.
Estaban escritos a mano.

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